El penúltimo trabajo de Hércules consistía en traerle al rey Euristeo tres de las manzanas del jardín.Elllevaba 8 años realizando tareas y pensaba que jamás lograría completarlas,pues nadie conocía el hermoso jardín.Se decía que las manzanas eran de oro y tenían el poder de otorgar a los dioses eterna juventud e inmortalidad.
Hércules se puso manos a la obra y me invitó a participar de la hazaña. Despues de mucho caminar por la tierra,conocimos a unas ninfas que nos dijieron que solo un dios llamado Nereo conocia la ubicacón del hermoso jarín de las manzanas de oro.
Nereo era dios que cuando huía era capaz de transformarse en cualquier cosa y se nos escapó varias veces.Asi que cuando lo logramos atraparlo,Hércule con sus fuertes brazo lo agarró mientras que yo lo amenazaba con una espada,hata lograr que nos diera la ubicación de los cuales estaban en los confines de la tierra.
Cuando al fin llegamos al jardín de la Hespérides,siguiendo las indicaciones de Nereo, nos encontramos con Atlas y le rogamos que tomase las manzanas por nosotros pues como padre sw las ninfas le seria permitida la entrada sin problema.Mientras tanto nos ofrecimos a sostener el peso del cielo,para que descansara durante un tiempo.
Atlas regresó después de un buen tiempo con tres de las manzanas de las Hésperides y,como no le gustaba sostener el cielo sobre sus hombros,se ofreció a llevarle al rey Euristeo las manzanas de oro.Pero yo tuve la idea de decirle a Atlas que le agredecía por el favor,pero si podía sujetar vun momento el cielo para que nos podramos colocar un conjín sobre los hombros y así estar más cómodos.Atlas aceptó amablemente aprochamos para tomar las manzanas y huir.
En nuestra vuelta al reino micenas,fuimos a buscar a Euristeo,cuando lo encontramos le mostramos las manzanas de oro,y él con boca abierta y ojos asombrados, no sé atrevió a tomarlas por ser algo tan sagrado para los Dioses.Así que yo la tomé y se lo entregué a la Diosa Atenea que se encargaría de llevarlas a su lugar de origen.